En cierta ocasión dijeron al Maestro Ryokar que encontrar dinero en el camino daba mucha alegría. El Maestro Ryokan, para comprobarlo, esparció por el camino las pocas monedas que había conseguido en su ronda de mendicidad y luego las volvió a recoger sin por ello sentirse especialmente feliz. Un poco decepcionado, repitió la operación varias veces hasta que en una de ellas se le perdieron dos o tres monedas entre el polvo las hojas muertas del camino. Se puso a buscarlas ansiosamente, y cuando las encontró, ¡qué alivio!. ¡Ya sé a qué se referían! Encontrar monedas en el camino, ¡qué alegría!
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