De rezos y oraciones (II)

28 de septiembre de 2009

Una vez, le preguntó un rabino a un discípulo qué era lo que le molestaba.
“Mi pobreza”, le respondió. “Vivo tan miserablemente que apenas puedo estudiar ni rezar”.
“En los tiempos que corren”, le dijo el rabino, “la mejor oración y el mejor estudio consisten en aceptar la vida tal como viene”.


Una piadosa anciana, al acabar la guerra: “Dios ha sido muy bueno con nosotros: hemos rezado sin parar... ¡y todas las bombas han caído en la otra parte de la ciudad!”

Se decía de un santo que, cada vez que salía de su casa para ir a cumplir sus deberes religiosos, solía decir: “...Y ahora te dejo, Señor. Me voy a la iglesia”.


La oración de la rana, Anthony de Mello

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