La abuela: ¿Ya rezas tus oraciones cada noche?.
El nieto: ¡Por supuesto!.
¿Y por las mañanas?.
No. Durante el día no tengo miedo.
Un sacerdote estaba observando a una mujer que se encontraba sentada, con la cabeza hundida entre sus manos, en un banco de la iglesia vacía.Pasó una hora... Pasaron dos horas.. y allí seguía. Pensando que se trataría de un alma afligida y deseosa de que la ayudaran, el sacerdote se acercó a la mujer y le dijo:
- ¿Puedo ayudarla en algo?
- No, Padre, muchas gracias, respondió ella. He estado recibiendo toda la ayuda que necesitaba...¡...hasta que usted me ha interrumpido!”
Aquel matrimonio había tomado la costumbre de invitar todos los años a su piadosa tía a hacer con ellos una excursión. Pero aquel año se habían olvidado de invitarla. Cuando lo hicieron, ya a última hora, ella les dijo: Ya es demasiado tarde. He estado rezando para que llueva.
La oracion de la rana, Anthony de Mello
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